Leonardo
Padrón

Gardenia

Simón y Gardenia se conocieron hace un año en circunstancias realmente dramáticas. El hijo mayor de Simón regresaba de Europa. Su padre lo esperaba con toda la euforia de quien tiene tiempo que no ve a su hijo único, el hijo de su fracasado matrimonio con Aurora. Simón, al arribo de su hijo, lo colmó de atenciones y cariño. Entre otras cosas le regaló una moto último modelo. Y ocurrió lo imprevisto. El hijo tuvo un aparatoso accidente que lo arrojó a la cama de un hospital donde se debatía entre la vida y la muerte. Simultáneamente, en una habitación contigua del hospital, se desarrollaba otra tragedia: la tragedia de Gardenia Montiel, quien tenía a su hija Julieta repentinamente postrada a una cama. Todo a causa de una grave afección cardíaca que ameritaba un único e impostergable remedio: un transplante de corazón. El pasillo del hospital se convirtió en el sitio donde ambos padres compartieron su desesperación. El hijo de Simón estaba a punto de morir. La hija de Gardenia también. Pero a ella le quedaba una última esperanza: alguien dispuesto a donar el corazón de un paciente que irremediablemente fuese a morir. El destino los confrontó. En las manos de Simón estaba salvar la vida de la hija de Gardenia. Pero tenía que entregar el corazón de su hijo. Durante largas horas luchó férreamente contra un historial de prejuicios y temores cristianos y humanos. Finalmente, se impuso la piedad. Julieta volvió a la vida teniendo dentro de su pecho el corazón del hijo de Simón. La gratitud de Gardenia fue enorme. Antes de despedirse, para cada quien continuar con su vida, Simón y Gardenia sintieron que algo inmenso los vinculaba para siempre. Pero decidieron despedirse sin una promesa de reencontrarse, sin nada –aparentemente- que los hiciera volver a verse alguna vez más.

 Un año después encontramos a Simón tratando de reconstruir su vida, intentando volver con su ex esposa. Gardenia, por su parte, es cortejada por dos hombres, pero ella está renuente a abrirse al amor. Ya tenía el fracaso del abandono del padre de Julieta. Simón ha decidido consagrarse a su oficio: es dueño de una línea aérea dedicada a la explotación del turismo nacional. Con frecuencia lleva turistas a las zonas más exóticas del país. Gardenia, por su parte, es una artista frustrada convertida en profesora de música. Le agradece todos los días a la vida que su hija siga viva gracias al corazón que le donaron. Nunca ha olvidado a Simón, el padre del donante. Pero supone que jamás lo volverá a ver. No sospecha que el destino los volverá a unir. Y que, aparte del corazón nuevo de su hija que perteneció al hijo de él, hay otro vínculo común, aunque terrible. Pasa que Don Rafael, el padre de Gardenia, y el tío favorito de Simón, Guillermo Aristiguieta, son enemigos políticos. De hecho, Guillermo Aristiguieta es tan hábil que hace que sus actos de corrupción sean cargados a la cuenta de Don Rafael. Este, avergonzado al ver que su intachable reputación se desmorona ante el país entero, intenta suicidarse, descerrajándose un disparo. Gardenia se estremece ante la nueva tragedia de su vida. Su padre prácticamente se ha convertido en un vegetal.  Y ella aún no sabe que el verdadero culpable de ese horror es alguien tan cercano a Simón.

El hecho es que cuando se cumple un año de la muerte del hijo de Simón este va al cementerio a llevarle flores. Y para su descomunal sorpresa encuentra que hay una mujer llevándole también flores a su hijo. Esa mujer es Gardenia. Es el reencuentro de ellos después de tanto tiempo y tanta nostalgia. Ocurre un impacto total. Ocurre la corriente invisible del amor. Y lo que antes no se atrevieron a manifestar, ahora parece inevitable. Se gustan, se piensan, se necesitan. El destino los ayuda con un segundo paso y la familia de Simón termina contratando a Gardenia para que le de clases de piano a su hermana menor. Eso hace que se empiecen a ver cotidianamente, todos los días. Y las ganas crecen. Pero la vida de ambos está realmente congestionada. El tiene una ex esposa que al ver que una nueva mujer llega a la vida de Simón, decidirá recuperarlo a como de lugar. Y, todos lo sabemos,  no hay peor enemigo para una mujer que una ex esposa, pues conoce todas las debilidades, caprichos, gustos y secretos del hombre requerido. Entramos en el laberinto de los matrimonios imposibles de disolver. En la dictadura de los viejos amores que se resisten a morir. Aurora apelará a todas las armas femeninas contemporáneas y a la experiencia de haber sido pareja de ese hombre para impedir a toda costa la unión entre Simón y Gardenia. Ella, a su vez, es cortejada con insistencia por dos hombres que activaran los celos de Simón, quien a pesar de su natural simpatía tiene un notorio defecto: la celopatía. Y, para colmo de males, la sombra de la corrupción y el crimen manchará el amor entre Simón y Gardenia. El día que se revela el secreto de quién tiene la culpa de la tragedia de Don Rafael explota el odio entre Simón y Gardenia, pues cada uno defenderá la reputación de su familia a muerte. Es como el hachazo definitivo que separó para siempre a los Montescos y Capuletos de la célebre ficción shakesperiana. El mundo de la música, el turismo y la política salpicarán esta historia de dos seres que están unidos desde el día en que el corazón del hijo de Simón se mudó de dirección hasta llegar al pecho de la hija de Gardenia.  Ahora falta saber si los corazones de ellos dos son capaces de sobrevivir a ese otro accidente que a veces es el destino cuando se pone terco y resistente. Es la historia de un amor imposible, hasta que la vida demuestre lo contrario.

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