Leonardo
Padrón

La marcha contra la violencia

​Hoy, 1 de septiembre del 2016, los venezolanos nos estamos sometiendo a una gran prueba. Hoy nos estamos calzando los zapatos para ocupar el asfalto de Caracas y construir –en multitud- una inolvidable protesta contra la violencia. Porque no tienen otro nombre las tácticas dilatorias del CNE ante la petición de referéndum revocatorio. Ignorar a la mayoría del país es violencia. Demorar los lapsos, entrabar la logística o invalidar firmas es exactamente igual a trancar las vías, dilatar los aviones, montar alcabalas o detener autobuses para evitar la espectacular masa de gente que este día promete. Intentar callarnos es un acto de violencia. Y contra eso marcharemos. Activar detenciones arbitrarias y secuestros de líderes políticos sin orden judicial es violencia. Y contra eso marcharemos. Arrojar explosivos y excrementos contra el diario El Nacional es la misma violencia que entraña encadenar a los medios para escupir amenazas o gritar consignas de rabia. Y contra eso marcharemos. El hambre, la escasez y la ausencia de medicinas son formas de violencia tan crueles como las ejecutadas por las 18 mil bandas delictivas que desangran al país. Y contra eso marcharemos. Motivos sobran. Hartazgo y coraje también.
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Hoy nos estamos sometiendo a una gran prueba porque no podemos permitirnos errores, desafueros o excesos. Vamos a hacernos de la calle con ganas pero sin piedras. Vamos en grupos pero sin capuchas. Vamos sin miedo pero con sensatez. Vigilemos a nuestros cercanos. Atemperemos los revuelos. Evitemos las estridencias. Todo aquel radical que lance arengas de fuego y caucho quemado que sea ignorado. Todo aquel que pida calle sin retorno y vidrios rotos que sea calmado. No agredamos a Caracas. Seamos coherentes con nuestra exigencia de paz. Es un contrasentido protestar contra la violencia con violencia. Esta movilización, que tendrá los ojos del mundo encima, no puede fallar en lo esencial: su carácter pacífico. Porque ese es el idioma de los demócratas. Esa es la premisa de una sociedad civil. Se trata de escribir el futuro con la tinta de la cordura.

​Por eso deseamos un referéndum revocatorio y no una nueva camarilla de militares alzados. Por eso preferimos el voto en la urna y no el cadáver en la esquina. Por eso la constitución y no la sangre. Los dueños de las armas son los militares y los delincuentes. Nosotros simplemente tenemos, y es mucho, la mayoría para elegir. Y elegimos ser civilizados. Elegimos pronunciarnos en voz contundente pero serena. Elegimos principios democráticos y no autoritarismos revolucionarios. Ya, a este nivel de la debacle, es imposible que perdamos ningún otro evento electoral. No hay mejor atajo que la inteligencia. No nos desesperemos dentro de la desesperación que ya signa nuestros días. Callémosle la boca a la violencia que escupen Nicolás Maduro y sus acólitos.

Volvamos a ser el mejor ejemplo de democracia en Latinoamérica.
Vamos. Terminemos de calzarnos y abarrotar las calles. Hoy, 1 de septiembre, nos toca ser más ciudadanos de este país que nunca. Hoy, a pulso de civilidad, debemos derrotar a la violencia y comenzar la otra marcha. La marcha hacia las elecciones presidenciales de este año 2016.

Leonardo Padrón

POR: CARAOTADIGITAL – SEPTIEMBRE 1, 2016

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