Francisco de Miranda
Miranda ha recorrido todos los rincones de Europa y América con un solo equipaje: la idea de libertad. Así como cultivó grandes amistades también fue pródigo en enemigos mortales. La cárcel y el asedio lo han signado. En cada parcela de tierra que recorrió conquistó a una mujer, llegando a tener una colección de los vellos púbicos de cada amante que llevó a su cama. Pero este gran amante nunca conoció el amor.