Caracas, la urgente

La ciudad de Caracas ha completado 447 larguísimas vueltas al sol transcurridas en una geografía portentosa. No es difícil suponer los ojos aturdidos de Diego de Losada cuando, luego de una fatigante expedición desde El Tocuyo, se le reveló la monumental cordillera que dividía al mar Caribe del verdor de un valle irrepetible. Fundar una ciudad en este espacio de guacamayas acuciantes y laderas nostálgicas era imperativo. Toda belleza incuba el apremio de una conquista. Hoy, los más recientes hijos del valle, estamos confundidos. No sabemos si celebrar o no. Caracas es, en este año 2014, el resumen de nuestro fracaso como país. Detrás de la liturgia de la fecha hay quejumbre, dolores que se abultan y un elenco de problemas que acribillan la música natural de las celebraciones.

Caracas cumple 447 años. Y no vamos a hablar de sus orígenes, porque sabemos que esta ciudad reniega de su pasado a martillazo limpio. Hoy se nos impone la urgencia de su futuro. Y el presente, lacrado por el caos, es el primer mandamiento de ese futuro