Hormigas de la esperanza
Llegamos a la sala de espera de una clínica. Mi madre necesitaba ser atendida por un traumatólogo. El sitio estaba atestado. Un joven se levantó para cederle su asiento. Algunos esperaban desde las 7 am y ya eran las 4 de la tarde. Son los momentos en los que agradezco llevar un libro conmigo.