Cinco sótanos contra el sol
El padre de Gerardo Carrero se llama Gerardo Carrero. Habla sin parar. Como un tren furioso. Todo él es un despeñadero de palabras que intentan dibujar la apremiante situación de su hijo preso en el SEBIN. Le molesta el lugar común que dicta que nadie quiere más a un hijo que la madre. Es la quintaesencia del fervor paterno.