Bandidos de un solo brazo

A veces uno se encuentra las historias en los paradores de carretera. En el Km. 25 de la vía Caracas-Valencia son muchos los conductores que suelen detenerse en Maitana, un típico merendero de la ruta. Allí me encontraba una mañana desayunando. El lugar estaba repleto. El rumor de los comensales cubría cada rincón. De pronto, un ladrido estentóreo, gigantesco, paralizó a la clientela. El ladrido provenía del baño de caballeros. Todos fijaron la vista en la pequeña puerta. Un hombre surgió, con cara de espanto, y alertó que adentro había un perro. Un perro furioso, sin duda. Se forjó un silencio expectante, temeroso. Hasta que un grupo de hombres rompió en carcajadas cómplices celebrando la actuación del compañero surgido del baño. Todos tenían algo en común: les faltaba un brazo.