La gran pregunta

En todas las esquinas del país nos encontramos con la misma pregunta, como si fuera un semáforo inevitable, en el que uno se detiene con cautela: ¿Qué va a pasar el 6 de diciembre? La pregunta la repiten las azafatas, los taxistas, los mesoneros, los beisbolistas. Incluso hasta aquel que no tiene edad para votar. El país entero está acechante, desvelado por la incertidumbre, como quien espera el resultado de una delicada biopsia. Pero esta vez en el consultorio del médico hay, apretadamente, millones de pacientes con el alma en vilo.La interrogante “¿Qué va a pasar el 6D?” entraña, a la vez, una cadena de preguntas. La incertidumbre tiene varias gavetas.