El otro país

Sí, somos un país difícil, un país extremo, un país depresivo, una fábrica de malas noticias. Somos todo eso y más. Un país sin democracia, de gobernantes autoritarios, políticos corruptos y megabandas delictivas (perdonen la redundancia), policías que secuestran, magistrados que se venden, bachaqueros, estafadores y empresarios que se alían con la zona más turbia del poder. Pero también hay otro país. También hay un a pesar de tanto. También hay miles y miles de ciudadanos en un afán de ribetes heroicos construyendo noticias de las otras, las que insisten en que no todo está perdido. Esas noticias casi nunca son titulares de prensa, no nos quitan el sueño, no nos dan de comer. Pero salvan. Son la resistencia. La trinchera ciudadana. La respuesta al infierno.