El caos y sus versiones

Cumaná es hoy una palabra saqueada. Una ciudad desvalijada. El martes 14 de junio sufrió, quizás, el mayor movimiento sísmico de la crisis nacional. Los titulares hablan de varios heridos y más de 400 detenidos. Los testimonios están salpicados de asombro y pánico. El salvaje oeste de Hollywood llegó al oriente de Venezuela. En tropel. El hambre y la delincuencia se dieron la mano y todo se salió de control. En la tarde el caos crecía, se hablaba de la inminencia de un toque de queda, de tanquetas y guardias apurando su llegada a la zona, mientras Nicolás Maduro, en su show vespertino, se encadenaba y repetía su cansón estribillo contra Ramos Allup (una fijación) y la derecha neocolonialista (bostezo). A su vez, luego de meses desgranando insultos y estridencias contra Obama, ayer dijo que el presidente norteamericano le caía muy bien. Un giro oportuno en su proverbial furia antiimperialista, pues Estados Unidos, a través de John Kerry, aceptó hablar con nuestra virulenta ministra de Relaciones Exteriores.