El hechizo

La llegada de Chávez al poder no solo dividió trágicamente en dos la historia del país, también desmembró a las familias, vecinos y amigos. Lo sabemos. Aunque, en lo particular, tengo algunos amigos chavistas, confieso que hay amistades que se quedaron accidentadas en el camino por el hirviente tema de la polarización. Otras se convirtieron en distancia y silencio para evitar confrontaciones. Era como colocar el vínculo en una caja fuerte y preservarlo de la tormenta.

En estos días, una amiga, querida, muy querida, chavista hasta los tuétanos, con quien me unen 30 años de cariño y con quien había pactado tácitamente en sembrar distancia para no dañar nuestra relación, apareció por mensajería de texto, con el tono cálido de siempre. Mi sorpresa tuvo rápida aclaratoria.