La épica necesaria

En Venezuela la democracia fue dada de baja. De esa palabra solo quedan escombros. Ha sido un exterminio en cámara lenta. Aunque en los últimos meses la demolición ha alcanzado velocidad de vértigo. No es una noticia nueva, dirán algunos. Pero hay que repetirlo, insistir en ello. Y sobre todo, asumir la épica necesaria para recuperarla.

El gran duelo que se ha establecido entre el régimen y la oposición ha llegado a su punto máximo de tensión. Para Nicolás Maduro y su camarilla ni siquiera se trata de demostrarnos que pudieran sacar al país de la crisis en la que ellos mismos lo sumergieron. Los pocos intentos han sido fallidos, más aún, nefastos. Muecas de sanación que han resultado ser cuchilladas en las arterias de nuestra economía. Lo único que les quita el sueño, a estas alturas de la asfixia nacional, es salvar su propio pellejo, evitar el desplome final del chavismo, aferrarse desesperadamente a las hebras del poder.