La inaceptable postergación

Se están agotando las fechas del calendario. Esas fechas donde se ha ido depositando la cada vez más abollada esperanza de los venezolanos. Se está abusando del sortilegio de los números. El 1S, el 26O, el 3N, el 6D, son siglas que solo han tenido como resultado un mayor desaliento. Ahora un hombre que encarna la voz de Dios nos habla del 13E. Y uno no puede menos que sonreír con indignación. Monseñor Celli, enviado del Vaticano, anuncia la reanudación del diálogo para el año que viene. Porque podrán faltar cinco o seis semanas para ese viernes 13, pero real, simbólica y psicológicamente es un nuevo año, es 2017 y no 2016, con una navidad entera por el medio, con la economía en ruinas, con los precios desatados, con la delincuencia enajenada. Entiendo que los tiempos de la iglesia son bíblicos, pero los tiempos del venezolano son apocalípticos. Hoy no nos interesa la eternidad como concepto teológico, nos interesa la supervivencia. Me pregunto, quizás retóricamente, ¿quién no termina de entender la emergencia en la que estamos sumergidos?