Entre el disparate y la orfandad

Ya las palabras no alcanzan para narrar la devastación existencial del venezolano. La gente está boquiabierta ante los colosales desatinos del régimen. Nadie entiende por qué tanto empeño de Nicolás Maduro y su cortejo en hacer mal las cosas. Cada día ocurre un nuevo agravio, una mayor humillación. Muchos dicen que las acciones del gobierno no vienen dictadas por la incompetencia. Insisten en que son parte de un plan mayor para arrasar definitivamente con la economía de mercado y, más temprano que tarde, con la propiedad privada. Ese es el manual de procedimiento de todo rancio gobierno comunista, acotan. Quizás. Puede ser. En todo caso, ambas razones, dogmatismo o improvisación, solitarias o sumadas, nos han convertido en la patria del disparate.