La prensa libre está presa

Eran las 5 y 17 pm. Estaba viendo por CNN en español un reportaje sobre la inédita luna de miel entre Donald Trump y Netanyahu, el líder de Israel. Dos periodistas intercambiaban puntos de vista, analizaban escenarios y de pronto la señal se fue a negro. Fue un chasquido insonoro. La pantalla quedó muda y negra. Muerta. Era la respuesta oficial del gobierno venezolano al reportaje de investigación de CNN (“Pasaportes en la sombra”) sobre el muy delicado caso de pasaportes concedidos, presuntamente, por funcionarios del régimen a miembros del Hezbollah, es decir, a integrantes del terrorismo islámico. Se había concretado la amenaza que, desde dos años atrás, Maduro empuñaba a cada tanto contra CNN. Otro medio de comunicación ha sido colocado en el paredón de fusilamiento de la revolución. Aquí no se habla mal de Chávez, de Maduro, de Delcy, de Tareck, ni de nadie que merezca el título de camarada mayor. La prensa libre siempre ha sido un estorbo monumental para las dictaduras.