Estamos rodeados

Todo ser humano que vive en Venezuela lo sabe: estamos rodeados. Por todos los puntos cardinales de nuestra cotidianidad. No hay una sola rendija de país que se salve. Somos una gigantesca zona roja. La delincuencia ha izado su bandera de triunfo. Finalmente nos gobierna. ¿Cómo eludir tamaña verdad? Busque usted un punto de la patria grande de Chávez, el redentor, donde estemos protegidos del hampa y no lo encontrará. Quizás los que ocupan Miraflores estén a salvo. Tigre no come tigre, dirán algunos.

No hablemos de los crímenes mediáticos. De esos que se pelean la primera página de la crónica roja. Sino de aquellos que forman parte de la violencia cotidiana pero invisible para los grandes medios. De los que van horadando la resistencia de cada venezolano. De esa delincuencia que gotea su herida todos los días. En todas partes.