Desnudo
La imagen que nadie olvidará: el joven que, ostentando su desnudez absoluta, su figura lánguida y sin músculos, camina hacia la violencia con un pequeño y ancestral escudo, la biblia. Y la violencia le ladró, le escupió una salva de perdigones y lo fumigó con bombas lacrimógenas. Le dijo cállate. Vete. No eres nadie.
Pero sí es alguien. Muchos pensaron que quizás era un loco, un fanático religioso. Y no. Ya todos sabemos que se llama Hans Wuerich y es un venezolano común y corriente. Uno más entre millones que piden con urgencia una salida a la crisis más pavorosa que ha vivido la Venezuela contemporánea.
Hablo con Hans el día que decide asomar su rostro a los medios de comunicación. Y me consigo con un joven de 27 años, sencillo y risueño, que aún destila cierta inocencia. Su forma de hablar está salpicada de la clásica jerga caraqueña. Siente que la vida le cambió después del temerario episodio que protagonizó.