El horror patrio

Ya se agotan las palabras para narrar el espanto. Los adjetivos jadean de cansancio. El idioma bufa de impotencia ante el hilo de sordidez que recorre el país. Lo ocurrido este 5 de julio en Venezuela, fecha que encarna 206 años de independencia, fue tan grave que el mundo entero reaccionó con indignación y sobresalto. Nunca había visto una reacción tan llena de presteza y estupor. La comunidad internacional quedó boquiabierta. Las imágenes escupían una verdad que millones de venezolanos hemos insistido en denunciar: estamos bajo el asedio de un régimen de extrema violencia. Ya no existe disimulo ni pudor alguno. Los cabilleros de la revolución han pateado la democracia una vez más. Públicamente. Frente a los ojos del planeta. Haciéndola sangrar en la piel de los diputados electos masivamente por el pueblo. Ya nada calza en una estructura lógica de pensamiento. El grito de los bárbaros anunció una vez más una triste certidumbre: nos gobierna el horror.