Mienten

Lo hacen sin pudor. Cada vez que se acercan a un micrófono. Cada vez que los enfoca una cámara. En cada rueda de prensa. Fuera y dentro del país. No importa el tema. Puede ser sobre la crisis hospitalaria, la escasez, la hiperinflación, la epidemia de asesinatos, la desaparición del dinero en efectivo, la ausencia de gasolina. Cualquier tema obvio y visible. Y a pesar de eso, de lo irrebatible y manifiesta que es nuestra miseria, mienten. Dicen que la patria es cada vez más próspera, que el mundo nos envidia, que somos referencia y paradigma, que si por Dios fuera nos plagiaría para diseñar el paraíso terrenal a imagen y semejanza de Venezuela. Se ponen grandilocuentes y pomposos. Retóricos y cursis. Citan a Bolívar hasta el desfallecimiento. Mienten cuando hablan de guerra económica y conspiraciones universales. Mienten para sentirse libres de culpa. Mientras tanto, la gente, el ciudadano común, el mismísimo pueblo, busca sobrevivir entre los escombros de un país arruinado y saqueado por los insignes prohombres de la revolución.

Mienten a cada hora. Todos los días. Mienten cuando dicen que vivimos en democracia. Mienten cuando ondean la constitución en sus manos. Maduro dice que Donald Trump amenazó con matarlo y uno sabe que no fue esa la propuesta. Arreaza dice que el capitalismo es un sistema anacrónico y uno entiende que el anacronismo está en su verbo.