Un día cualquiera

“En el hospital los médicos nos engañan a diario. Tenemos doce días con paludismo. Por la prensa apareció que el tratamiento había llegado y no nos lo dan. ¡Nos estamos muriendo!”, declara el hombre a cámara, entre indignado y desesperado, y acto seguido señala a un grupo de personas acostadas sobre el asfalto crudo. Todos están enfermos de paludismo. Todos abrazados a sí mismos, luchando contra el escalofrío que los recorre. Uno de los hombres ni siquiera logra frenar los temblores de su cuerpo. El vocero de la revuelta que ha trancado el acceso al pueblo de El Callao, en el estado Bolívar, asegura que no liberarán la vía hasta que no los tomen en cuenta. En el video una humilde mujer -carga a un niño no mayor de tres años que llora sin cesar- reclama que el medicamento que le da a su hijo tiene más de un año vencido y no funciona. Otro hombre, desdentado, ruinoso, y con la misma ira, subraya a cámara que el hospital afirma no tener los insumos necesarios, pero en la esquina del recinto sanitario hay gente que vende el tratamiento contra el paludismo a Bs. 600.000,00. Una cantidad de dinero que lo desborda por completo. A él y a todos los que están a su alrededor. “Uno que no tiene nada y te mandan a comprar la jeringa, el suero, la lámina de rayos X, todo”. Insisten en el cruel y descarado comercio de remedios, antibióticos y productos médicos que hay en los alrededores del hospital. Al final, las 300 personas enfermas de paludismo gritan al unísono: “¡¡Queremos tratamiento!!”.