Manuela Sáenz
«Leonardo Padrón estaba confesa y definitivamente seducido por esta mujer. Como única salida de urgencia, Leonardo – el poeta, el narrador de historias – se zambulló en su obsesión, dándole rienda suelta hasta lograr que el papel y sus escenas pudieran de alguna manera trascender a una cámara y a una pantalla…» C.M.R.