Los Imposibles 1

Laura Restrepo, Ernesto Samper, Pedro León Zapata, Olga Tañón, Teodoro Petkoff, Patricia Velazquez, Delia Fiallo, Fruto Vivas, Fernando Gaitán, Norberto Fuentes, Franco de Vita, Simón Díaz, Orlando Urdaneta, Bárbara Palacios, Juan Carlos Escotet, Miguel Bosé, Oscar D’León, Carlos Andrés Pérez, Cruz Diez, Lila Morillo.

Ya no recuerdo muchas de mis primeras veces: la primera vez que fracasé en un campo de béisbol; la primera vez que perseguí la belleza en un libro; o, ni siquiera, la primera vez que me quedé colgado en los ojos de una mujer. Creo que buena parte del privilegio de estar vivo reside en estrenarnos en algo cada vez que ese jardín llamado oportunidad nos lo permita. Todavía no he visto el horizonte de una ballena ni la luna del desierto africano. No he sido profesor en Oxford, no he practicado esgrima, ni lanzado mi alma en parapente. Quizás nunca lave mis quejumbres en el Ganges y, obviamente, ya no seré guitarrista de una banda de rock. Pero no hace mucho el laberinto de la vida me regaló dos estrenos: la radio, y la incursión en el género de la entrevista. Debo acotar que ambos eventos son francamente sensuales. La radio se construye, siempre, en clave de intimidad. No hay luces, no hay bombo, no hay estridencia en su lógica. Sólo dos micrófonos, y un operador de audio, quien generalmente se diluye en un lago de silencio. La otra sensualidad reside en el personaje a ser entrevistado. El misterio de lo que va a ocurrir. Ese sinuoso juego donde se inquiere la vida del otro. Sucede que no soy periodista y que respeto profundamente ese oficio tan cosido a la verdad del mundo. Sucede que un día me dio por escribir preguntas en voz alta, sólo porque cedí a la tentación de unos ejecutivos y amigos de la radio. Y las tentaciones, según Oscar Wilde, están hechas para sucumbir a ellas. Entonces pedí tiempo para pergeñar una propuesta, estructurar una manera, insinuar un tono. Y así nació Los Imposibles.

El nombre, lo sabemos, concita todas las preguntas. ¿Qué es Los Imposibles? Un atajo de conversaciones con veinte seres humanos que son imposibles de ignorar en la disciplina que realizan, veinte notables, veinte personajes, con la carga de singularidad que encierra esa palabra. El proyecto intenta ser un viaje por la hoja de vida de ídolos mundiales, ex presidentes de estado, divas del espectáculo, profesionales del escándalo, genios del arte, reinas de belleza, escritores irreductibles, estrellas marcadas por la polémica, y, en definitiva, gente imposible de no escuchar o, básicamente, explorar. La idea fue acercarnos lo más posible para así respirar el alma verdadera, el telón secreto y la sensibilidad de 20 personajes realmente fuera de serie. Y así sucedió. Y la experiencia fue tan entrañable que terminó convirtiéndose en libro. No está aquí el color de cada risa, la textura de sus silencios, las vacilaciones o los rizos del asombro. No está, en definitiva, la impronta de la voz humana. Pero sí la piel de sus certezas, el rumbo de sus criterios, y sobre todo, el creyón de sus autorretratos, porque aquí todos terminaron dibujándose a sí mismos y derramando unos cuantos pliegues inéditos o secretos.

La estructura del programa comporta varios estadios emotivos: a) La Postal: un escorzo narrativo del personaje, un texto que deambula por sus pasillos más emblemáticos. Quizás entraña una visión personal, pero muchas veces quiere significar la del mundo; b) La Entrevista en sí: el sin fin de preguntas, el puñado de ventanas que nos asoma al paisaje entero de su vida, incluyendo nubarrones y tormentas; c) La Banda Sonora: en el entendido de que todos tenemos un álbum de sonidos que son una suerte de banda sonora de nuestra vida (voces queridas, melodías decisivas, campanas de la infancia, gatos, secadores de pelo), todos sonidos, colocados a través de unos audífonos, que detonan alguna emoción, un trozo de nostalgia, un apéndice de lágrimas o carcajadas en el entrevistado;  d) La Galería de Imposibles, un examen rápido de ciudades, libros, eventos, muertes o amores imposibles de olvidar por el personaje y e) Una Sala de Espera o Posdata, una suerte de bonus-track, el brevísimo relato de aquello que pasó antes o después de la entrevista y no quedó grabado en la cinta; la descripción de un ambiente, un traje o una tristeza; eso que uno no puede dejar de comentar después.

Al final, la idea es sentir que viajamos por la historia entera del escritor, cantante, artista o político, con la temperatura de sus aciertos y fracasos, y el lienzo real de sus oficios. A veces notaremos que vamos como en avión, con escalas irremediables en ciertos episodios, otras, como quien pasea en bicicleta y las respuestas flotan con la levedad misma de los parques, y en ocasiones nos sabremos con la morosidad de quien camina por un sendero desconocido y se detiene ante ciertos temas como quien descubre una rara flor de domingo. Viajar por un ser humano especial, eso es, dicho como un balazo, Los Imposibles.

Ya no más palabras. Valga la gratitud al equipo de Onda, la superestación, 107.9 fm, a su fantástica fe y militancia en este proyecto, a la gente de Editorial Santillana, siempre entusiastas en la necesidad de esta edición y, sobre todo, valga agradecer que el mundo insista en seducirnos a través de seres humanos notables, tocados por el don de la pasión y el talento. Valga el saldo memorable de haberlos conocido. Valga esta primera temporada de Los Imposibles  en formato de libro. Valga este maridaje entre la radio y la palabra, la verdad y el sonido de esa verdad. Valga la gente que se empina sobre su propio corazón y hace de la vida un espectáculo imposible de no celebrar.

Leonardo Padrón

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