Se estrena este miércoles 21 de agosto y llegará a más de 190 países. Ambientada en México, la historia del escritor venezolano aborda una tragedia que afecta a cuatro familias y explora conceptos medulares de la condición humana, como la culpa, el dolor, la pérdida y el deseo de venganza
Como una fusión de drama y suspenso en un thriller lleno de giros inesperados, califica Leonardo Padrón su nueva serie para Nelflix, titulada «Accidente», a ser estrenada este miércoles 21 de agosto. Serán 10 capítulos, de una hora de duración cada uno. El escritor venezolano revela que se trata de un lanzamiento mundial, no regional, a exhibirse simultáneamente en más de 190 países. Se dobló en 13 idiomas (inglés, francés, alemán, hindi, húngaro, indonesio, italiano, japonés, polaco, checo, portugués, thai y turco) y se subtituló en 30 lenguas.
De nuevo, Padrón asumió el rol de productor ejecutivo, tal y como lo hizo también en las dos temporadas de Pálpito, la serie que en 2022 marcó su debut en la más relevante plataforma mundial de streaming. En esta oportunidad se valió igualmente del mismo equipo de escritores. La historia, ambientada en México, gira en torno a una premisa: ¿cómo volver a encontrarle sentido a la vida luego de una tragedia? “Borges decía que un accidente es un espejo que refleja la complejidad del universo. Pone a prueba tu fortaleza, tus creencias, tu fe, tu forma de lidiar con el destino. Y en esta historia, incluso, pone a prueba tus valores éticos”.
Así lo expresó en la entrevista que le hicimos para El Estímulo, en la que, por supuesto, además de «Accidente», su nueva propuesta creativa, no dejó de lado la situación venezolana, de la cual el exiliado escritor continúa siendo un feroz crítico a través de los medios periodísticos y las redes sociales. De lo sucedido del 28-J, dice que fue “el fraude más monumental que ha habido en la historia política de América Latina”.
-¿Podrías abundar sobre tu nueva propuesta para Netflix, en la que reincides en la fusión de géneros, en este caso drama y suspenso?
-Efectivamente, «Accidente» es un drama familiar que desemboca en las arenas del thriller. La historia está construida en base a la premisa de que la vida te puede cambiar en un segundo: un infarto, la noticia de una enfermedad terminal, descubrir un adulterio, ganarse la lotería, o un accidente. ¿Qué pasa cuando ocurre un accidente que le cambia la vida, no a una sola persona, sino a cuatro familias, en un instante? ¿Qué pasa si descubres que el accidente no es un accidente? Allí empieza la verdadera historia: cuando los personajes, aún tratando de lidiar con el dolor de lo ocurrido, se dan cuenta de que no todo es lo que parece ser, y se inicia una búsqueda frenética por la verdad de los hechos. Entonces ocurre la fusión de los dos géneros narrativos: el drama y el suspenso.
«La historia está construida en base a la premisa de que la vida te puede cambiar en un segundo: un infarto, la noticia de una enfermedad terminal, descubrir un adulterio, ganarse la lotería, o un accidente»
-Es una historia que me permitió explorar conceptos medulares de la condición humana: la culpa, el dolor, la pérdida, el deseo de venganza, el perdón y la capacidad de resiliencia del ser humano. Pero «Accidente» es también una indagación sobre la familia como geografía emocional. A través de los distintos personajes recorro algunas preguntas: ¿cómo se vence el dolor, cómo se le domestica, cómo se aprende a vivir con él? Hay una frase del escritor Andrew Davidson que para mí define el espíritu de esta historia: “Somos más que nuestras cicatrices”.
-¿De qué va la historia que le sirve de base?
-Lo primero que debo decir es que no está basada en una historia real, sino en la suma de varias historias reales. El “accidente” que detona el relato ha ocurrido en varias partes del mundo con una frecuencia que sorprendería a cualquiera. En plena celebración de una fiesta infantil sobreviene una ráfaga de viento que se lleva por los aires un castillo inflable y causa una tragedia. ¿Un accidente? Si lo piensas bien, detrás de cada accidente hay un por qué y, muchas veces, un culpable. Y en esta historia lo hay. Aquí todos se convierten en sospechosos de haber causado ese “accidente”.
-Pero no sólo se trata de conseguir al culpable, sino de ver cómo la onda expansiva de una tragedia pone a prueba los resortes íntimos de cada familia y los lleva a confrontarse con lo más profundo de su propia naturaleza. Unos se harán más fuertes, otros se romperán en pedazos, o se desatarán mayores demonios. «Accidente» es la historia de gente ordinaria que vive una catástrofe extraordinaria.
-¿Podrías hablarnos del reparto? ¿En esta ocasión tuviste también injerencia en su selección, como en tu anterior trabajo en Netflix?
-El elenco es una de las mayores fortalezas de la historia. Es un elenco de lujo, un verdadero dream team. Lo encabezan Sebastián Martínez, que ya demostró en «Pálpito» el actorazo que es; Ana Claudia Talancón, una actriz extraordinaria, de muchísima trayectoria; Alberto Guerra, que viene de protagonizar «Griselda» con Sofía Vergara, está también gente del calibre de Eréndira Ibarra, Erick Elías, Regina Blandon, Erick Hayser, Macarena García, Shani Lozano y Rubén Zamora. Muchos de ellos han sido protagonistas de películas, series y novelas. Y eso necesitábamos: actores de gran fuerza histriónica, pues hay escenas de mucha exigencia dramática. La verdad es que, esta vez, en gran medida, el responsable de la selección final fue Roberto Stopello.
Dos directores para un elenco de lujo
-¿Razones por las que ambientaste tu historia en México?
-La decisión la tomó Netflix. Y tiene que ver con sus planes de desarrollo de contenido en Latinoamérica. México se ha convertido en un poderosísimo epicentro de producción de contenido hispano para el mundo entero. Pero esta es una historia universal. No importa dónde ocurra. Puede ser en Ciudad de México, en Madrid, en Río de Janeiro, en Caracas, en Tokio. La geografía que más importa es la geografía emocional de los personajes.
«esta es una historia universal. No importa dónde ocurra. Puede ser en Ciudad de México, en Madrid, en Río de Janeiro, en Caracas, en Tokio. La geografía que más importa es la geografía emocional de los personajes»
-Hay otro detalle relevante: la serie está dirigida por Gracia Querejeta, que es toda una institución en España, y por el director colombiano Klych López, el mismo de «Falso Perfil». Es decir, hay una fusión de la mirada europea y latinoamericana en la construcción del relato. Fue -por supuesto- muy importante el rol de Roberto Stopello (escritor, guionista y hombre de televisión venezolano) desde el germen mismo de la historia. La casa productora es Mar Abierto, de Mariana Iskandanari, que tiene una larguísima trayectoria en la industria. Yo, por mi parte, apelé al mismo equipo de escritores con el que hice «Pálpito»: Christian Jiménez, Doris Seguí, Carlos Eloy Castro y Karla Sainz de la Peña. Y con Mariana Reyes en la asesoría creativa.
-Estos 10 capítulos, de una hora de duración cada uno, ¿conforman una serie de temporada única, o de acuerdo con su nivel de sintonía veremos una segunda parte?
-La serie está diseñada para diez capítulos, de duración variable.
-¿Hubo talento venezolano en la realización de este proyecto?
-No, lamentablemente. Aunque sé que es un deseo constante del público venezolano de ver a nuestros actores en producciones internacionales, no siempre se puede.
-¿Qué ha sido lo más satisfactorio de esta tercera experiencia tuya para un gigante del streaming como Netflix?
–Tenía muchas ganas de volver a escribir para México y hacerlo de la mano de Netflix fue perfecto. Netflix maneja unos estándares de calidad muy altos y ya tenemos una relación de trabajo muy aceitada, estrecha y comprometida. Yo tuve la oportunidad de ver la serie de arriba a abajo varias veces. Y estoy feliz. El producto final es muy poderoso. Aquí todo el mundo le puso el alma.
– ¿Es cierto que ya estás trabajando en otro proyecto?
-Así es. Pero es un proyecto aún en estado embrionario. La noticia hoy es «Accidente».
-En pocas palabras, ¿qué razones expondrías para invitar a ver «Accidente»?
-Yo, como audiencia, siempre busco un contenido que me enganche, que me sorprenda, que me mueva emocionalmente. Y, por supuesto, que tenga la mejor factura posible, que los niveles de producción no atenten contra la historia, sino que la fortalezcan. Sinceramente, creo que Accidente cumple con esas expectativas, porque la historia tiene una gran intensidad emocional, te invita a ponerte en los zapatos de los personajes y preguntarte qué harías en una situación así, generando debates internos que pueden ser muy interesantes. Está muy bien hecha. Hay un equipazo detrás de cada segundo de esta historia.
Con el país en la cabeza
-Trasladándonos ahora a la Venezuela de tus desvelos, ¿cómo describirías lo sucedido el 28-J?
-No ha habido en la historia política de América Latina un fraude tan monumental como el ocurrido el 28 de julio. El planeta sabe quién ganó las elecciones. Venezuela castigó con el voto a Nicolás Maduro de una manera categórica e incuestionable. Y, él, como corresponde a la naturaleza de todo dictador, decidió ignorar el resultado, patear el tablero, cruzar todas las líneas rojas, ejercer una violación masiva de los derechos humanos, cumplir su promesa de inundar al país con un baño de sangre y demostrarnos que, como tantas veces lo advirtió, no piensa entregar el poder ni por las buenas ni por las malas. Estamos ante un robo descarado de las elecciones en las narices del mundo entero.
-¿Qué opinas de la propuesta de repetir las elecciones, es un salvavidas para Maduro?
-La propuesta de repetir elecciones es inaceptable desde todo punto de vista. Ya María Corina Machado lo expresó claramente. Entre otras cosas, porque entraña una inmensa falta de respeto a la sociedad venezolana. Ya el país votó, y lo hizo aún a pesar de tener en contra un océano de desventajas e irregularidades. Pero la avalancha de votos a favor de Edmundo González Urrutia fue descomunal. Ahora, la propuesta de Lula y Petro, aliados ideológicos del chavismo, tiene otra lectura. Y es que -en el fondo- están reconociendo que Maduro no ganó. Pero, tal como lo sugieres en tu pregunta, han decidido lanzarle un salvavidas, para que ensaye una oportunidad de salir del poder sin la humillación que ha sufrido.
-La ONU acaba de documentar oficialmente en su informe que “el CNE no cumplió con las medidas básicas de transparencia e integridad que son esenciales para llevar a cabo elecciones creíbles”. Después de esto, y si estuviera en tus manos, ¿qué desearías que llegara para destrabar la crisis venezolana?
-La manera más directa de destrabar la crisis venezolana es que el estamento militar decida asumir su rol, entienda que la soberanía popular es sagrada y obligue a Maduro y sus acólitos a reconocer el resultado. Lo único que sostiene a Maduro en el poder es que posee el monopolio de las armas.
«-La manera más directa de destrabar la crisis venezolana es que el estamento militar decida asumir su rol»
-¿Qué piensas de quienes sostienen que la comunidad internacional se mueve al ritmo de una pereza?
-Sin duda, es desesperante que la capacidad de respuesta de la comunidad internacional sea tan lenta. Pero, lamentablemente, ese es el ritmo con el que respiran la diplomacia y la geopolítica mundial. La historia tiene sus propios tiempos y no se corresponden con la emergencia del presente, con el sufrimiento de los detenidos y torturados, con la desesperación de los familiares de las víctimas asesinadas. Pareciera que esta gente nos puede romper el alma con total impunidad: matar, herir, torturar, allanar casas, eliminar pasaportes, despedir a la gente de sus trabajos, humillarte, amenazarte. Aunque el rechazo de la comunidad internacional es cada vez más grande y contundente. Todos los días están pasando cosas a favor de lo que necesitamos.
-Se asegura que el rechazo que ha generado el fraude, nacional e internacionalmente, sería el principio del fin del fin de este gobierno. ¿Nos encaminamos en verdad hacia una deseable transición? ¿Hay condiciones para ello?
-Sin duda alguna -lo ha dicho MCM cien veces-, lo que ha pasado esta vez es distinto, radicalmente distinto. Son cuatro millones de votos de diferencia, cuatro millones no se pueden ocultar en ningún lado. Aquí hubo, por fin, una oposición sofisticada, que se organizó de manera profesional, con rigor, que canceló los egos, que se unió como nunca lo había hecho y que trazó estrategias que sorprendieron al régimen. Se jugó distinto y se logró el cometido de ganar las elecciones. La etapa actual es la más compleja y peligrosa, porque la dictadura -a la usanza de los criminales- nos está apuntando con un arma en el rostro de cada venezolano y nos ha dicho que no se va del poder. La transición empezó, solo que ellos no quieren darse cuenta.
-¿Será un fracaso de toda la región si Venezuela no logra una transición democrática?
-Un fracaso del mundo entero. De la región, de EstadosUnidos, de la OEA, de la ONU, de la Unión Europea, de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y en sí, de la democracia como concepto político. Si Maduro se queda en el poder, es la extinción de la idea del voto como herramienta electoral.
-Represión y amenazas de leyes para censurar redes sociales y hasta regular, a conveniencia del régimen, las elecciones sin “injerencia externa”. ¿Simples bravuconadas de Maduro para ocultar su debilidad o un intento para enrumbarnos a un sistema tipo Nicaragua?
-No son bravuconadas, son los alaridos y mordiscos del dictador. Están huyendo hacia adelante y haciendo daño real, con crueldad, con la desesperación de la bestia herida. Llevándose por el medio todas las reglas del juego. Nicaragua terminará siendo un ejemplo menor.
MCM: la estrategia de un liderazgo portentoso
-¿Qué hizo la diferencia entre María Corina Machado y quienes le precedieron en el liderazgo opositor?
-Aquí no hubo ni un ápice de improvisación. María Corina demostró coherencia, templanza y determinación. Y a la vez logró una conexión emocional asombrosa con el país entero. Así es que se forjan los grandes liderazgos. Generó en la gente un enorme nivel de credibilidad. Aquí nadie se la imagina negociando prebendas personales tras bastidores. Eso, por supuesto, no quiere decir que los líderes anteriores lo hayan hecho. Aquí mucha gente se ha jugado el pellejo durante estos largos 25 años. Sería muy ingrato no reconocerlo. Pero ella supo diseñar una estrategia tremendamente sólida y es evidente que está decidida a llevarla hasta el final. Esa frase, que se convirtió en su eslogan de campaña, la está sabiendo honrar de una forma portentosa.
-¿Qué piensas de la evolución de ella en la conducción política, desde los tiempos de Súmate hasta hoy?
–Su evolución ha dado muestras de mucha lucidez política. Ha sabido ecualizar, atemperar el tono. Ha sabido sembrar, construir, esperar, convencer a los escépticos y hacer equipo, rodeándose de gente muy valiosa y con gran vocación de servicio. Y, sobre todo, ha sabido hacer política de altura. Sin duda, ella es la gran artífice del episodio histórico que acabamos de vivir: la monumental derrota electoral del chavismo.
«Ella es la gran artífice del episodio histórico que acabamos de vivir: la monumental derrota electoral del chavismo»
-¿Y de la irrupción de Edmundo González Urrutia como candidato y ahora presidente electo?
-Aquí la oposición por fin aprendió a jugar seriamente el ajedrez de la política contra un régimen dictatorial. Recordemos que primero se eligió a Corina Yoris, que quizás el régimen le cerró el paso por ser también una figura femenina. La idea de proponer a Edmundo González Urrutia como candidato de la Plataforma Unitaria tuvo una gran virtud: parecía inocua, irrelevante, incluso parecía un error. Y mira lo que pasó, el diplomático anónimo, de bajo perfil, de aspecto venerable, tildado por el régimen de “viejo decrépito”, terminó imponiéndose sobre la inmensa maquinaria comunicacional del régimen, con su abusivo ventajismo y sus millones de dólares. ¿Y qué pasó? Jaque mate.
-¿Cuánto tardaría Leonardo Padrón en regresar a una Venezuela libre y democrática?
-Si pasa lo que tiene que pasar, yo voy a ser simplemente uno más entre los 8 millones de venezolanos de la diáspora unidos por el mismo deseo: celebrar, dentro de nuestra propia casa, esa casa grande que se llama Venezuela, la llegada de la libertad y brindar por el comienzo del país que merecemos.