Ni un preso más
No hay ni un solo argumento sobre la tierra que justifique que un ser humano esté preso por su forma de pensar. Un gobierno que encarcele, humille y veje a sus ciudadanos por disentir de su ideología no merece regir los destinos de sociedad alguna. El Estado que haga eso simplemente está delinquiendo, secuestrando hombres y mujeres, violando los derechos humanos de sus habitantes. Quien te condena por tus ideas es un fundamentalista. Quien te marca por tu manera de pensar es un fascista. Es la consagración de la Policía del Pensamiento, según la idea orwelliana.
En Venezuela, en los últimos años, se ha vuelto extremadamente peligroso tener criterio propio. Lógico. A las dictaduras no les gustan los cerebros con autonomía propia. Quieren neuronas domesticadas. Quieren súbditos. Necesitan vasallos. Gente que repite consignas y no discierne. Que corea estribillos y respira con miedo. Gente sojuzgada. Sumisa. Gente derrotada de antemano. Una simple e inerme célula en el organismo superior del Estado. Fichas. Peones. Carnets de la Patria.