Días decisivos
La sensación se ha generalizado. Todo el país siente que estamos en la antesala de un episodio mayor. El gran misterio que le otorga tanto suspenso a los días que transcurren es cuál será el desenlace. Podemos estar cerca del fin del mundo – a escala Venezuela – o a la víspera del inicio de una nueva nación. Cada día, a la vertiginosa trama, se le añaden nuevos personajes, giros inesperados y escenas de altísima temperatura en su violencia. Violencia pura y dura. Somos un país no apto para menores de edad.
La actual situación es insostenible por mucho tiempo más, se asegura. Pero en estos días hemos descubierto que el infierno tiene varios sótanos. Y los gerentes de la pesadilla han demostrado que no poseen escrúpulos a la hora de extremar sus agravios. Las fuerzas uniformadas perdieron su mayor insignia: la autoridad moral. La violencia del régimen se ha convertido en un “servicio a domicilio”. Allanan hogares, roban, asesinan mascotas, tumban verjas, rompen vehículos y dañan ascensores por el puro placer de hacerlo. Diseminan terror a manos llenas. Se han hecho trágicamente inolvidables.